Una mirada diferente

Una mirada diferente

Ceci Miretti

lunes, 19 de abril de 2010

El Romanticismo




Es un movimiento artístico muy ideológico y de exaltada fantasía; revalorizó las leyendas clásicas, los temas mitológicos y las escenas amorosas. Se destaca por su riqueza cromática.

Se extiende aproximadamente desde 1800 hasta 1850. El romanticismo no puede ser identificado con un estilo singular, con una técnica o con una actitud, sin embargo la pintura romántica se caracteriza por una aproximación muy imaginativa y subjetiva, intensidad emocional y porun carácter visionario u onírico. Mientras que el arte clásico y neoclásico es mesura, claro y completo en cuanto a la expresión, el arte romántico se caracteriza por esforzarse en expresar estados de ánimo, sentimientos muy intensos o místicos, así como por eludir la claridad y la definición. El escritor alemán Ernst Hoffmann definió la esencia del romanticismo como la "infinita añoranza". En la elección de temas, los artistas del movimiento romántico mostraron predilección por la naturaleza, especialmente en su aspecto más salvaje o misterioso, así como con asuntos exóticos, melancólicos o melodramáticos que producen miedo o pasión. Éstos y la imaginación comenzaron a reflejarse en las artes como en las visionarias ilustraciones del poeta y pintor inglés William Blake, los cuadros de pesadillas de su amigo el pintor suizo-inglés Henry Fuseli y los sombríos grabados de monstruos y demonios realizados por el pintor español Francisco de Goya. Destacó también el pintor francés Eugène Delacroix quien inspiró algunas de sus obras en el poeta romántico inglés Lord Byron.
Contexto histórico:

Romanticismo en Francia.

En Francia el periodo de formación del romanticismo coincidió con las Guerras Napoleónicas (1799-1815). Los primeros artistas franceses de este estilo encontraron su fuente de inspiración en los acontecimientos que les rodeaban. Antoine-Jean Gros inició la transición del neoclasicismo al romanticismo impulsado por el estilo sobrio de su maestro, Jacques-Louis David, quien tenía un estilo más colorista y emotivo, influido por el pintor flamenco barroco Petrus Paulus Rubens. La principal figura del romanticismo francés fue Théodore Géricault, que además llevó las tendencias dramáticas y coloristas al estilo de Gros y cambió el sentido heroico de los cuadros de batallas por el del sufrimiento. En su

Coracero herido:


(1814) un soldado, en medio de una humareda, se desmaya en el campo. Las poderosas pinceladas, la luz y los tonos oscuros acrecientan el sentido de aislamiento y vulnerabilidad; y esto para Géricault y otros pintores románticos constituía la esencia de la condición humana. La obra maestra de Géricault,


Romanticismo en Alemania.

La pintura romántica alemana, así como su poesía y filosofía, estuvo inspirada por la concepción de la naturaleza como manifestación de la divinidad, que condujo a la formación de una escuela paisajística simbólica iniciada por las pinturas místicas y alegóricas de Philipp Otto Runge. El más grande exponente y el pintor alemán romántico más notable fue Caspar David Friedrich, cuyos paisajes meditabundos, pintados en un estilo lúcido y meticuloso, cabalgan entre el sentimiento delicado y místico y el sentido de la melancolía, de la soledad y de la separación. Su pesimismo romántico se expresa más directamente en su obra.

Romanticismo en Inglaterra.

En Inglaterra, así como en Alemania, los paisajes impregnados de un sentimiento romántico se convierten en la principal expresión de la pintura romántica, aunque los artistas ingleses fueron más innovadores en estilo y en técnica. Samuel Palmer pintó paisajes que se distinguen por una inocente simplicidad en cuanto a su estilo así como por un sentimiento religioso que deriva de Blake. John Constable, proveniente de un entorno natural salvaje asociado con muchos poetas y pintores románticos, dotó a los paisajes ingleses de un profundo sentimiento. Fue el primer gran artista en trabajar al aire libre y en llevar al lienzo la frescura de la visión a través del uso de colores luminosos y llamativos a base de pinceladas densas. Joseph Mallord William Turner expresó la visión más radical de todos los artistas románticos. Comenzó con paisajes que se remontan al pintor francés del siglo XVII Claudio de Lorena, pero transformó algunas de sus obras tardías como:

Tormenta de nieve: barco de vapor de Harbour Mouth


 (1842), en una mezcla de efectos atmosféricos de luz y color, mezcla de nubes, niebla, nieve y mar en un torbellino en el cual los diferentes objetos se diluyen.

Romanticismo en España.

El romanticismo en España se manifestó sobre todo en la pintura, representado por Federico Madrazo, con sus cuadros históricos y sus retratos; Antonio María Esquivel, Jenaro Pérez Villaamil, con sus imaginatorios paisajes; Leonardo Alenza, con sus cuadros costumbristas inspirados en la obra de Goya y Eugenio Lucas Padilla, que representaba el espíritu revolucionario de la época. En Cataluña surgió una escuela pictórica inspirada en los nazarenos alemanes dentro de la que destacan Joaquín Espalter y Pelegrín Clavé.  




Artistas  románticos:

Francisco de Goya

Pintor y grabador español, fue el artista europeo más importante de su tiempo y el que ejerció mayor influencia en la evolución de la pintura, ya que sus últimas obras se consideran precursoras del impresionismo. Francisco de Goya y Lucientes nació en un pequeño pueblo de la provincia de Zaragoza llamado Fuendetodos el 30 de marzo de 1746. Sus padres formaban parte de la clase media baja de la época, y con ellos pronto se trasladó a Zaragoza.

Con doce años fue documentado en el taller de José Luzán, quien lo introdujo en el estilo decadente de finales del Barroco. En este taller conoció a los hermanos Bayeu, muy importantes para su carrera profesional. En 1763 se trasladó a Madrid, donde se instaló en el taller de Francisco Bayeu, cuyas relaciones con el dictador artístico del momento y promotor del Neoclasicismo, Antón Rafael Mengs, eran excelentes. Durante cinco años permaneció en el taller. Luego se decidió ir a Italia por su cuenta.

En 1771, en Parma, se presentó a un concurso en el que obtuvo el segundo premio. La estancia italiana fue corta pero muy productiva. A mediados de ese mismo año trabajó en Zaragoza, donde recibió sus primeros encargos dentro de una temática religiosa y un estilo totalmente académico.

El 25 de julio de 1773 Goya contrajo matrimonio en Madrid con María Josefa Bayeu, hermana de Francisco y Ramón Bayeu, lo que le facilitó, además, el ingreso en la Real Fábrica de Tapices de Santa Bárbara como pintor de cartones. Allí aprendió la forma de pintar neoclásica, introducida por Antón Rafael Mengs. En los cartones desarrolló un estilo propio de un pintor costumbrista, y en ellos dejó constancia de la vida madrileña de ferias, romerías y juegos. La relación con la Real Fábrica duró 18 años y en ellos llevó a cabo sus cartones más preciados: "Merienda a orillas del Manzanares", "El Quitasol", "El Cacharrero", "La Vendimia" o "La Boda".

En 1780 ingresó en la Academia de San Fernando. En Madrid se inició la faceta retratística de Goya, pero fue durante 1783 cuando retrató a toda la familia del hermano menor de Carlos III, el infante D. Luis, en Arenas de San Pedro (ávila), que le sirvió para hacerse camino en la Corte, gracias también a su contacto con las grandes casas nobiliarias como los Duques de Osuna o los de Medinaceli, a los que empezó a retratar, destacando la "Familia de los Duques de Osuna", uno de los hitos en su carrera artística. Carlos IV sucedió a su padre en diciembre de 1788, y tuvo una relación muy estrecha con Goya, por lo que fue nombrado Pintor de Cámara en abril de 1789. Este nombramiento supuso el triunfo del artista, por lo que la mayor parte de la Corte madrileña quiso hacerse retratos con él, quien los cobraba a precios elevados.

Durante 1790 una grave enfermedad lo dejó sordo, lo cual hizo que cambiara su vida y su arte: la sordera lo inclinó al aislamiento, a la introspección, por lo que comenzó a ver el lado negativo de la sociedad, de la que hizo una amarga crítica en una serie de grabados titulada "Los Caprichos" (1793-98), compuesta por ochenta aguafuertes que repetían una y otra vez, de forma obsesiva, un reducido grupo de temas y personajes: la prostitución, la brujería, crítica a los clérigos, la injusticia social, la incultura, los matrimonios por interés y, sobre todo, las ideas supersticiosas.

Al fallecer su cuñado en 1795 ocupó la vacante de Director de Pintura en la Academia de San Fernando, lo que supuso un importante reconocimiento. Este mismo año se inició la relación con los Duques de Alba, en especial con Doña Cayetana. Cuando ella enviudó, se retiró a Sanlúcar de Barrameda y fue acompañada por Goya, quien realizó varios cuadernos de dibujos en los que se vio a la Duquesa en escenas comprometidas. De esta relación surgió la hipótesis de que Doña Cayetana fue la protagonista del cuadro más famoso de Goya, la "Maja Desnuda". Pero también intervino en la elaboración de los "Caprichos", protagonizando algunos de ellos.

En 1798 el artista realizó la llamada Capilla Sixtina de Madrid para emular a la romana de Miguel ángel: los frescos de San Antonio de la Florida, en los que representa al pueblo madrileño asistiendo a un milagro. El contacto con los reyes fue en aumento hasta que llegó a pintar La Familia de Carlos IV, en la que supo captar a la familia real tal y como era, sin adulaciones ni embellecimientos. La Condesa de Chinchón fue otro de los fantásticos retratos del año 1800. Los primeros años del siglo XIX transcurrieron para Goya de manera tranquila, trabajando en los retratos de las más nobles familias españolas, aunque pudo observar con suma atención cómo se desarrollaban los hechos políticos.

Como Pintor de Cámara tuvo que retratar a Fernando VII quien, en último término, evitó que culmine el proceso iniciado por la Inquisición contra el pintor por haber firmado láminas y grabados inmorales y por pintar la Maja Desnuda. A pesar de este gesto, la relación entre el monarca y el artista no fue muy fluida; no se caían bien mutuamente. Como la Corte madrileña gustaba de retratos detallistas y minuciosos que Goya no proporcionaba, ya que utilizaba una pincelada suelta y empastada, fue lo que provocó su sustitución como pintor de moda por el valenciano Vicente López. En 1819 Goya se trasladó a una villa a las orillas del Manzanares llamada popularmente como "La Quinta del Sordo", en donde continuó con nuevos y variados grabados conocidos como "Disparates" o "Proverbios" (1818-24), a los que Goya llamó "Sueños", aludiendo a su temática fantástica y claramente onírica.

También por ese tiempo hizo una serie de composiciones llamadas las "pinturas negras" (1820-23), donde el pintor manifestó su amargura debido a los acontecimientos políticos que se produjeron en el país, con la represión absolutista.

En la Quinta lo acompañó su ama de llaves, Leocadia Zorrilla Weis, con quien tuvo a Rosario. De su matrimonio con Josefa Bayeu nació su heredero, Francisco Javier. Con el inicio de la represión absolutista Goya decidió abandonar España. El rey le concedió permiso para ir a Francia, y en 1824 se instaló en Burdeos. Allí con más de ochenta años, siguió pintando e innovando, trabajando hasta el final.

Aunque viajó a Madrid en varias ocasiones, sus últimos años los pasó en Burdeos donde realizó su obra final, la "Lechera de Burdeos", en la que anticipó el Impresionismo. Goya falleció en esa ciudad francesa el 26 de marzo de 1828, a la edad de 82 años. En 1901 fueron exhumados y trasladados a Madrid sus restos, que descansan bajo la cúpula que él mismo pintó en San Antonio de la Florida.

Se lo consideró el pintor de lo terrible y de lo imaginativo. Además Goya se convirtió en un visionario precursor de corrientes pictóricas muy posteriores a su tiempo. Un artista que marcó y retrató una época, para conocer, para aprender.


La maja Desnuda:


Es la primera vez en toda la pintura española en que se pinta un desnudo porque sí, sin excusas, y además sensual y provocativo. Antes se pintaba algún desnudo que otro (nunca muchos) pero se disimulaba con ocurrencias como que la modelo era sorprendida vistiéndose o saliendo del baño, o bien una diosa clásica a la que se le caía la túnica y dejaba ver su anatomía.
En este caso el desnudo es claro, sin disimulos y Goya lo lleva más allá al mostrarnos un gesto malicioso y resabiado en el rostro de la maja, ella se exhibe y disfruta provocando al espectador. Por si fuera poco, el centro del cuadro coincide con su pubis, que aparece, por primera vez en la pintura universal, con vello. La chica se contonea, marca sus separados senos al retraer los brazos y coloca las piernas elegantemente. Presenta un cierto sonrojamiento en sus mejillas, muy atrayente al combinarse con su descaro y desparpajo posando. Contrasta su rostro poco agraciado con la belleza de su cuerpo.
El pintor define con precisión los contornos de la dama y la baña en luz, destacando su palidez y piel nacarada.. Todo es refinamiento y sensualidad, ella luce destacada sobre un canapé de terciopelo verde, complementado con una sábana y almohada con encajes. La pincelada es detallista y precisa y los colores suaves y nada exagerados. El contraste se logra por la piel blanca y el terciopelo verde oscuro. Aparte del diván y la maja, no existe nada más, el fondo es neutro, en tonos pardos, y no nos permite ni distraernos ni identificar ninguna otra cosa.

               
LUCAS PADILLA EUGENIO

Ejercía de ebanista y en 1844 empezó tardíamente a pintar. Es posible que estudiara en la Academia de San Fernando en Madrid, a pesar de ello, su formación fue esencialmente autodidacta y antiacadémica, y en ella desempeño un papel esencial su labor de copista en el museo del Prado. Realizó varios viajes al extranjero (París, 1852; Italia, 1856 y Marruecos, 1859, pero su actividad se centró en Madrid. Practicó el retrato y le hizo uno a Jenaro Pérez Villaamil, cuñado del pintor.

 Su producción comprende varias decoraciones  murales (todas ellas perdidas), retrato de su protector Leandro Álvarez de Torrijos, el de su cuñado Pérez Villaamil, los hijos del artista, y un autorretrato. También hizo bodegones, etc. Fue nombrado Caballero de la Orden de Carlos III como premio por su retrato de Pedro de Valdivia  que el gobierno español dio como ofrenda a la catedral de Santiago de Chile.

La parte más cuantiosa y estimada de su obra está compuesta, no obstante, por cuadros de tema costumbrista romántico (capeas y corridas de toros, manolas y majos, escenas de la vida popular, asuntos morunos), así como de sátira social y políticamente comprometidos, escenas de Inquisición; Toro disolviendo una procesión, apoteosis de la revolución, Episodio de la revolución de 1854 en la Puerta del Sol, La República conduciendo a España por el camino del Progreso.

Tanto su temática como su estilo derivan del estilo de Goya, interpretado con modos propios inconfundibles, de factura amplia y sumamente desenfadada, de colores encendidos y de violenta eficacia expresiva.

Ciertas pinturas de Lucas han sido confundidas a menudo, pese a sus notorias diferencias con las de Goya, también algunas de sus imitaciones libres de Velázquez (especialmente de Las hilanderas y de Las meninas) han dado pié a groseros errores de atribución a este último. Las colecciones públicas que poseen una representación más rica de su obra son: El museo de La Habana, la Hispanic Society de Nueva York y el museo Lázaro Galdiano.









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