El impresionismo supone un nuevo Renacimiento, un momento de esplendor creativo, que cambiará todo el devenir pictórico al instaurar nuevos valores y maneras de hacer y entender el arte. El movimiento impresionista eclosiona en un contexto histórico muy complicado, justo después de la Guerra Franco-Prusiana (1870-1871) y los sucesos de la Comuna de París (1871), acontecimientos que transformaron la realidad geopolítica de Europa.
Supuso una ruptura radical con el arte más establecido y académico. Sin embargo, realistas, simbolistas y aquellos que estaban más próximos a la academia intentaron asumir, al igual que los impresionistas, el reto que suponía plasmar en sus lienzos la modernidad. Coetáneamente al impresionismo convivieron otros lenguajes que también intentaron una renovación de la pintura.
Partió del desacuerdo con los temas clásicos y con las fórmulas artísticas preconizadas por la Academia Francesa de Bellas Artes. Los impresionistas escogieron la pintura al aire libre y los temas de la vida cotidiana. Su primer objetivo fue conseguir una representación del mundo espontánea y directa, y para ello se centraron en los efectos que produce la luz natural sobre los objetos. Las figuras principales del movimiento fueron: Edgar Degas, Claude Monet, Berthe Morisot, Camille Pissarro, y Auguste Renoir.
Los impresionistas se preocuparon más por captar la incidencia de la luz sobre el objeto que por la exacta representación de sus formas, debido a que la luz tiende a difuminar los contornos y refleja los colores de los objetos circundantes en las zonas de penumbra. Los pintores académicos definían las formas mediante una gradación tonal, utilizando el negro y el marrón para las sombras. Los impresionistas eliminaron los detalles minuciosos y tan sólo sugirieron las formas, empleando para ello los colores primarios (cyan, magenta y amarillo) y los complementarios (naranja, verde y violeta). Consiguieron ofrecer una ilusión de realidad aplicando directamente sobre el lienzo pinceladas de color cortas y yuxtapuestas, que mezcladas por la retina del observador desde una distancia óptima aumentaban la luminosidad mediante el contraste de un color primario (como el magenta) con su complementario (verde). De este modo, los impresionistas lograron una mayor brillantez en sus pinturas que la que se produce normalmente al mezclar los pigmentos antes de aplicarlos.
Los impresionistas evolucionaron hacia distintos estilos individuales y compartieron como grupo sus experimentos sobre el color. Sólo Monet fue ortodoxo en la aplicación de la teoría impresionista. Pintó varias series la catedral de Ruán, la estación de Saint-Lazare, los álamos en diferentes horas del día y estaciones del año. Pissarro utilizó una paleta más delicada y también se concentró en los efectos de luz sobre las formas. Los sutiles paisajes de Morisot se destacan por la intensa pincelada más que por la precisión lumínica.
Artista:
Claude Monet
Nació en París en noviembre de 1840. Se trasladó con su familia al puerto de El Havre, Canal de la Mancha, en 1846. Aunque su padre deseaba que le ayudara en el negocio familiar, una tienda de ultramarinos, no se opuso a que Monet prosiguiera con su carrera artística.
Uno de los propósitos su pintura impresionista era captar objetivamente la expresión etérea de la luz y el color.
La influencia de Eugene Boudin fue decisiva en la evolución artística de Monet : la preferencia por marinas de los alrededores de El Havre, la familiaridad de las vistas y su costumbre por pintar al aire libre.
Monet comenzaba sus pinturas realizando dibujos al óleo in situ, posteriormente retoques y la terminación la hacía en el estudio.
La obra de Manet atrajo fuertemente a Monet y a otros jóvenes pintores en busca de un nuevo tipo de pintura encontrando en ella el medio para plasmar la vida cotidiana, urbana y rural, aplicaba reglas propias tales como: perspectivas sin profundidad o primeros planos que se veían influenciados por su estudio de láminas japonesas, entonces populares en círculos artísticos franceses.
Monet pintó el cuadro titulado " Impresión Sol Naciente", que dió origen al nombre de la época del Impresionismo. En sus obras, Monet recurría a un dramático contraste tonal que eliminaba los tonos intermedios influenciado por la fotografía.
Impresión Sol Naciente, 1872
Impresión, sol naciente (en francés:Impression, soleil levant) es un cuadro del pintor francés Claude Monet, que dio su nombre al movimiento impresionista.
Su motivo es el puerto de Le Havre en Francia, usando muy pocos toques de pincel que sugieren en vez de delinear.
Se exhibió en 1874 durante la primera exposición independiente de los impresionistas, todavía no conocidos por ese nombre. El crítico Louis Leroy, inspirado por el título del cuadro, tituló su hostil crítica en el periódico Le Charivari, "Exhibición de los impresionistas" , dando nombre inadvertidamente al movimiento.
La pintura fue robada del museo Marmottan-Monet en 1985 y recuperada en 1990. Desde 1991 ha estado de nuevo en exhibición.
Monet pintó el sol casi con la misma luminancia del cielo, una condición que sugiere humedad alta y atenuación atmosférica de la luz. Este detalle descansa sobre el uso de colores complementarios y variedad de temperaturas de color, en lugar de cambios de intensidad o valores contrastantes, para diferenciar el sol del cielo circundante.
Enlaces:
No hay comentarios:
Publicar un comentario